Desde el año 2020 con el inicio de la pandemia de COVID-19, el mundo se ha tenido que adaptar a una nueva realidad. Una realidad en la cual siempre existe la posibilidad de infección y reinfección por COVID, y la posibilidad del surgimiento de otra enfermedad global que puede afectar a cantidades significativas de personas. El hecho de poder contar con un hospital que cumpla con estándares internacionales de atención al paciente, con instalaciones modernas, y un personal con calidad humana, es de suma importancia cuando se trata de elegir donde recibir tratamiento en caso de una emergencia global.
El Hospital Vivian Pellas, siendo el único hospital de Nicaragua que está acreditado por Joint Commission International— una entidad regulatoria internacional de estándares de atención y seguridad al paciente— está completamente equipado y preparado para cualquier tipo de enfermedad global.
Instalaciones de calidad
Con el COVID-19, el Hospital Vivian Pellas tuvo que hacer muchos cambios en sus estructuras internas para poder alojar a los distintos flujos de pacientes que llegaban a evaluarse, internarse, y someterse a distintos procedimientos. El hospital creó un protocolo de seguridad que protegía a ambos, pacientes con COVID y pacientes sin COVID.
Primeramente, se crearon y ampliaron áreas de aislamiento donde se internaron a los pacientes infectados con COVID-19. Estas habitaciones de aislamiento cuentan con tecnología que busca prevenir la contaminación cruzada en todas las áreas anexas. Son cuartos especiales que cuentan con ‘presión negativa’, lo que significa que el aire que contiene dicha habitación no fluye afuera del cuarto hacia el pasillo, incluso cuando la puerta está abierta, lo cual previene la transmisión a través del aire. En estas habitaciones, se puede tratar cualquier enfermedad que requiera aislamiento, en caso de algún brote de enfermedades como sarampión, tuberculosis, rubiola, viruela símica, entre otros.
Las áreas de aislamiento también cuentan con ventilación con filtros HEPA («High Efficiency Particle Arresting», o «recogedor de partículas de alta eficiencia»). Este tipo de ventilación obtiene el aire contaminado de las habitaciones, el cual es tratado con el filtro HEPA que retira bacterias y virus, y lo reinserta al ambiente de manera filtrada y sin microbios. Las habitaciones también cuentan con ventiladores mecánicos modernos y especializados para ser utilizados en caso de infección grave.
Protocolos estrictos e innovadores
La seguridad y comodidad de pacientes y médicos es prioridad para el Hospital Vivian Pellas. Por eso, con la pandemia de COVID-19, el hospital creó un protocolo de protección para los médicos y enfermeras que entran a salas COVID. Existen filtros de entrada y salida que consisten en un cuarto en el que el personal médico tiene que colocarse todos los equipos de protección antes de ver a su paciente. Y así mismo a la hora de salir de sala COVID, pasar al filtro quitándose dichos equipos, duchándose, y colocándose ropa limpia para evitar llevar algún tipo de contaminación a otras áreas del hospital y a sus casas. De esta manera se previene mayor transmisión de la infección.
Debe existir constante innovación de parte de un hospital para proteger a los pacientes, médicos, y personal administrativo. El departamento de epidemiologia del Hospital Vivian Pellas diseñó procesos de limpieza meticulosos que se aplicaron a todas las áreas del hospital. Cualquier instalación que fuera usada al momento de recibir y trasladar a aislamiento a un paciente con COVID, como por ejemplo, un ascensor, era desinfectado inmediatamente. También, la basura bio-infecciosa y materiales contaminados fueron desechados usando protocolos especiales que previenen la contaminación cruzada.
El trabajo en equipo del personal médico y de limpieza, el seguimiento del protocolo del Hospital Vivian Pellas es evidente en sus cifras. Salvador García, Gerente de Mantenimiento del hospital, recalcó la importancia de la adhesión al protocolo, “no hubo muerte o caso grave en el personal hospitalario por contaminación cruzada y el hospital cuenta con una tasa muy baja de mortalidad en pacientes internados por COVID-19”. Estos esfuerzos son todos acorde a protocolos internacionales de organizaciones como la JCI (Joint Commission International), el CDC (Center for Disease Control and Prevention), y la IDSA (Infectious Diseases Society of America).
Equipo con calidad humana
Además de personal especializado e instalaciones de calidad, uno de los puntos más vitales a tomar en cuenta a la hora de elegir ser internado en un hospital, es la calidez y atención del personal. Ante una enfermedad, pacientes y familiares deben sentirse en un espacio cómodo y seguro, donde exista un vínculo de comunicación y respeto constante. Como lo fue para Olga Zavala, una paciente con COVID que estuvo hospitalizada en el Hospital Vivian Pellas por 15 días, de los cuales los primeros seis días estuvo bajo sedación e intubación.
Olga fue trasladada de otro centro hospitalario al Hospital Vivian Pellas, y asegura que la diferencia de trato fue sumamente notoria, “desde mi recibimiento tuve un trato de calidad humana”. Olga reafirma que sintió mucha confianza en sus médicos, ya que ellos le notificaban y explicaban cualquier procedimiento que se tenía que hacer. Además, Olga estuvo en constante comunicación con sus familiares ya que los podía llamar diario por las mañanas, lo que la ayudo a sentirse con seguridad. Sus médicos también notificaban a sus familiares de su condición diaria, si había cambios en su condición de salud, cambios de medicamentos o procedimientos. La comunicación con sus familiares fue completamente activa y transparente “mis familiares se sintieron seguros y confiados, esperando las llamadas de madrugada del médico que les notificaba mi estado de salud”.
Los familiares de Olga expresan que al ser trasladada al Hospital Vivian Pellas sintieron un cambio completo comparado a la otra unidad de salud en la que fue inicialmente atendida. El hijo de Olga relata que antes de su llegada al Hospital Vivian Pellas, en el otro centro nunca les notificaron nada sobre su mamá, ni trataron de explicar que procedimientos le harían, o cual era su estado de salud, estaban completamente sin información. Al cambiar de hospital, notaron el instantáneo flujo de información sobre la condición de su mamá, “después de ingresar a mi mamá en emergencias, nos recibieron en recepción. Ahí nos dieron un papel donde nos informaban que teníamos que firmar un documento de consentimiento para dar permiso al hospital de tomar cualquier medida extraordinaria para salvarle la vida a mi mamá”. Los médicos y enfermeras se comunicaban con familiares de Olga cada 12 horas y notificaban su estado de salud, si mejoraba o empeoraba, “me sentía abrumado porque mi mama estaba enferma, pero también me sentía seguro porque mi mama estaba en excelentes manos”.
Tener un hospital con un personal médico y administrativo que se preocupe por los pacientes y su comodidad es de suma importancia ante situaciones llenas de incertidumbre. Tener seguridad y atención garantizada para el paciente y para sus familiares es una parte muy grande del proceso de recuperación. Con el apoyo emocional, la atención personalizada, y el calor humano de las enfermeras y los médicos, Olga logro recuperarse. Cuando le dieron de alta a Olga, su hijo tuvo una sensación de alivio y alegría, “Gracias a Dios, al hospital y a los médicos, porque gracias a ellos, mi mamá hoy está conmigo”.